Pymes Aeroespaciales: La lucha por sobrevivir

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Por Carlos Robles

Para nadie es un secreto que las PyMes en México experimentan una de sus etapas más retadoras. Decimos esto sin menospreciar todo lo que los pequeños y medianos empresarios pasan comúnmente para sobrevivir.

El sector aeroespacial cuenta con muy alta variabilidad y volúmenes de producción bajos, es por ell que la lucha por la supervivencia no pasa sólo por las condiciones de otros sectores, adicionalmente hay que sumar materias primas de alto costo, procesos complejos que en ocasiones no se tienen disponibles en México, costo de certificaciones requeridas por diferentes clientes y personal con un nivel de especialización diferenciado que se debe pagar.

Este sector en México comenzó hace ya más de 10 años con importantes empresas tractoras, que en su mayoría, llegaron al país con el denominador común en su estrategia de desarrollar la cadena de proveeduría localmente. Los primeros años fueron bastante prometedores cuando, atraídos por la nueva oportunidad, llegaron capitales extranjeros y empresas que vieron en México la oportunidad de expandir sus operaciones y bajar sus costos.

A la par, algunos emprendedores iniciaron, con cierto éxito, negocios para ofrecer productos y servicios dentro del sector. Eso dio paso al surgimiento de pequeñas y medianas empresas que nacieron con un ADN puramente aeroespacial, y algunas con raíces en otras industrias que buscaron la diversificación. Sin embargo, a pesar de todos estos esfuerzos, la realidad es que hoy en día el desarrollo de la cadena de proveeduría mexicana sigue siendo una asignatura pendiente y la creación, soporte y desarrollo de PyMes, el eslabón más débil.

Los clústers regionales y la FEMIA han desarrollado planes de desarrollo y considero que, en general, tienen clara la idea de que, si se trata de tener una cadena de proveeduría con mayor contenido nacional, las PyMes son un ingrediente fundamental de la receta. Tristemente, la relación entre prospectos y negocios concretados es aún muy baja debido a los largos ciclos de retorno de inversión, al nivel de especialización requerido y, principalmente, a los límites en los recursos, tanto humanos como económicos, que se pueden destinar por parte de estas agrupaciones para empujar el crecimiento de PyMes.

Esto es complicado porque se le pide a asociaciones cuya misión es agrupar empresas, que además las creen; y aunque es una tarea muy importante que se echan a cuestas con pasión y entusiasmo, no es la razón de ser de las mencionadas entidades. Por otra parte, las empresas tractoras olvidaron el enfoque en el desarrollo de proveedores y están perdiendo una gran oportunidad de acortar sus cadenas logísticas y reducir sus costos de material. Es un consecuencia lógica cuando el poder y la decisión de compra se concentran, en la mayoría de los casos, fuera del país.

El escritor austriaco Peter Drucker dijo que la mejor manera de predecir el futuro es crearlo, y nada es más cierto en las empresas aeroespaciales con presencia en México. Es necesario tener el poder de compra localmente y además contar no sólo con apoyo de los corporativos, sino con un plan enfocado en desarrollar la proveeduría de productos y servicios estratégicos que tengan potencial en la región respectiva donde se encuentre la empresa.

Si cada empresa apoya a dos PYMES por año, guiando su plan de desarrollo, certificándolas con prioridad máxima para que empiecen a vender lo antes posible y unificando volúmenes de producción con otras empresas para que el punto de equilibrio se alcance más rápido, se estaría logrando en poco tiempo lo que no se logró en casi 15 años y se dinamizaría el sector. Es hoy o nunca porque si no se ayuda a las PYMES a sobrevivir, el estancamiento de la proveeduría nacional es inevitable.

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